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dos de los espías, Josué hijo de Nun y Caleb, hijo de Jefone, rasgaron su ropa y le dijeron al pueblo:

―Tenemos un país maravilloso por delante y el Señor nos ama. Él hará que entremos sanos y salvos en la tierra y nos la entregará. Es una tierra muy fértil, una tierra de la que verdaderamente fluye leche y miel.

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